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La práctica demuestra que el interés del niño en el proceso de aprendizaje está directamente relacionado con la posibilidad de aplicar nuevas habilidades y con la comprensión de la utilidad práctica del aprendizaje. Así, por ejemplo, si un niño está aprendiendo las letras, es importante enseñarle a leer y escribir al mismo tiempo; de lo contrario, al experimentar la inutilidad de los conocimientos adquiridos, el niño perderá el interés en el proceso educativo. También es importante asegurarse de que las tareas sean accesibles, es decir, que correspondan a los indicadores fisiológicos y psicológicos de la edad del niño. En la edad preescolar avanzada, los músculos de la mano aún son débiles, no están suficientemente coordinados y la mano se cansa rápidamente. Así, por un lado, es importante enseñar al niño a escribir al mismo tiempo que se estudian las letras y se adquieren habilidades de lectura (notemos que el desarrollo correcto y oportuno de la motricidad fina influye positivamente en el desarrollo de las capacidades intelectuales en general), y por otro lado, es necesario tener en cuenta la incapacidad de los preescolares para escribir elementos gráficos complejos y pequeños.